La música de un órgano dentro de una iglesia, hace de ambientación sonora a los primeros planos de este largometraje. Una carreta cargada con grandes piedras para rehacer un muro derruido. Imagen en negro y aparece Soledad, nuestra protagonista.
En poco más de un minuto Joaquín Lisón, director de: Desarraigo, una historia del Valle de Ricote, nos ha mostrado algunos de los elementos clave que acompañarán las emociones de esta película.
La iglesia y la música de órgano, como simbología de lo que no se ve, pero se siente y que, de alguna manera, lleva implícita una despedida; unas grandes piedras, como las que catapultaron los restos de la civilización morisco-andalusí que habitó en El Valle de Ricote, en Murcia. También simbolizando el peso del dolor que sintieron sus antiguos habitantes al ser engañados por Felipe III y su posterior expulsión entre los años 1609 y 1615. Un peso llamado desarraigo, con el que según nos plantea el largometraje, han seguido cargando los actuales pobladores; Un muro que separa dos tierras que bien podrían ser el pasado y el presente. Una juventud que es animada por sus mayores a emigrar a la ciudad para estudiar, buscar trabajo y dejar El Valle para visitas esporádicas de fines de semana; por último, una protagonista cuyo nombre lo dice todo: Soledad. Y por supuesto el agua, como fuente de vida y de eternas disputas.
¿Qué conforma el patrimonio emocional? ¿Se puede vivir sin arraigo a ningún sitio en concreto?
Desarraigo es una de las cuatro películas, que conforman el proyecto de cine documental: “La memoria de un río. De Pontones a Guardamar”, cuyo hilo conductor es el Río Segura. A su paso por las diferentes localidades, se va recuperando con todo tipo de recursos -conversaciones entre vecinos, cantares tradicionales, teatro, ensoñaciones, entrevistas etc- algunas de las historias más importantes del patrimonio material e inmaterial que han ido caracterizando a este territorio. El largometraje, además de exponernos la problemática de la despoblación del territorio, también lo hace en un sentido más intimista: el vacío interno que se siente tras el abandono de los lugares.
Indirect Film, proyecto de producción y distribución cinematográfica creado en Murcia en 2003 por el director Joaquín Lisón, cuenta con una serie de producciones en su mayoría de cine documental. Entre sus objetivos destaca el de dar voz a una zona del territorio español, el sureste (la Región de Murcia principalmente) y la Sierra del Segura ( Jaén), caracterizados por la falta de altavoces reivindicativos con sus distintas historias de desarraigos.
Pero el equipo de Indirect Film, concienciado con la problemática de estos lugares, va más allá del propio trabajo cinematográfico en cuestión. Con la finalidad de crear una conciencia crítica con el territorio, se encargan tras cada proyección de crear distintos espacios de debate con los espectadores. Como el mismo Joaquín expresa: “a través del cine y las actividades que generamos en torno a una película, podemos crear una sociedad más informada, formada y crítica, capaz de aportar ideas y soluciones sobre problemas actuales de entornos cercanos como la despoblación en zonas rurales o más en concreto y en el caso de Murcia, la desaparición de la huerta”.
Para más información y contacto: https://www.indirectfilm.com/