Armugán, el último acabador

May 10, 2022 | Papel, Música y Pantalla

Carmen Díaz-Beyá

Carmen Díaz-Beyá

10 de mayo de 2022

Armugán vive en una humilde casa del Pirineo aragonés. Allí pasa su vida, acompañado por la naturaleza y por su aprendiz, Anchel. Sus días transcurren con tranquilidad, hasta que es llamado por alguien que conoce su oficio: el de acompañar a las personas que están atravesando sus últimos momentos de vida. En esos casos, acude a donde es llamado con Anchel, para acompañar a la persona sufriente, durante el tránsito que supone el paso de la vida a la muerte y que, en algunos casos, se alarga más de lo deseado.

Una solo puede plantarse delante de esta película, dejándose llevar tanto por la profundidad de su temática, que refleja con igual fuerza la vida y la muerte, como por toda la poética visual y auditiva que desprende. Los diálogos son escasos y uno de sus mayores potenciales, reside en la imagen. Por tanto, intuyo que el blanco y el negro en el que se proyecta, no ha sido escogido al azar. Aunque esta cromática a priori, nos recuerda a su empleo en cine como recurso de flash back, en este caso, muy al contrario, nos sitúa en el presente más inmediato. También podría entenderse como un posicionamiento de la historia en un universo atemporal, una especie de «no-tiempo», donde trascurre el verdadero hilo conductor de nuestra vida. Cualquier pequeño detalle e incluso los hermosos paisajes donde ha sido rodada -en Boltaña (Huesca)- resaltan en su justa medida, de manera que no perdamos el centro de la narrativa: esa exploración del momento en que abandonamos el cuerpo físico.

El contexto, la humildad del que vive en un paraje natural retirado, es importante a la hora de acercarnos a los dos personajes principales. Entre Armugán y Anchel, se dan pocas palabras, parece que son más las miradas las que les hacen entenderse a la perfección. Para conseguir este efecto de hablar, pero sin palabras, la expresividad de sus rostros, sobre todo en la mirada de su protagonista, es fundamental. La voz en off de los pensamientos de Armugan, también representa en momentos puntuales, una guía del mensaje que su director, Jo Sol, pretende hacernos llegar.  

Desde los primeros instantes de la película, Jo Sol, nos transporta a un lugar habitado por la sensibilidad y la percepción absoluta de cuanto nos rodea. En ese contexto, nos invita a replantearos una verdad universal: el ineludible viaje hacia la muerte que todos hacemos y que llegará a su parada final, por más que nuestro sistema capitalista pretenda pasarlo a un segundo plano, en su afán de convertirnos en seres meramente consumistas.

He de admitir que anterior a Armugan, no había visto nada de este director. Así es que tras el impacto positivo que me generó esta cinta, decidí visualizar algunas de sus obras anteriores, como Fake Orgasm o El taxista full, las cuales pueden verse en Youtube. Si algo destaca en Jo Sol, es que trabaja desde su más íntima honestidad, sin importarle las modas del momento. Cuestiones como la identidad de género, la carestía económica, el juicio al que somos sometidos por el sistema, la muerte etc son algunos de sus temas.

Por terminar contaré que, en 2021, estuve en el Festival de Cine de Ascaso, en Huesca, lugar donde fue proyectada la película que he comentado, además de, como comenté anteriormente, haberse rodado gran parte de ella allí. Tras su proyección, intervinieron tanto sus principales actores como el director, en un debate abierto al público. Una de las ventajas de este pequeño festival es precisamente la cercanía que se genera entre todos los presentes: público, organizadores, directores y actores. Pero bueno, del Festival de Cine de Ascaso, ya os hablaré en otra ocasión, pues merece una entrada aparte.

Armugán, el último acabador, está disponible en la plataforma de Filmin.

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