Tatiana Gil. Vallanueva de la Peña

Jun 2, 2022 | Paisanajes

Carmen Díaz-Beyá

Carmen Díaz-Beyá

2 de junio de 2022

Hipócrates de Cos, médico griego nacido en el año 460 AC, es considerado junto a Galeno (130-200dC), el padre de la medicina Occidental. Seguro que este dato es conocido por muchos. Lo que no ha trascendido en igual manera, es que este médico alababa las virtudes terapéuticas de los caballos, recomendando practicar la equitación a pacientes con patologías incurables. Nuestro “paisanaje” de hoy tiene mucho en común con Hipócrates. Es médico, monta a caballo y ha hecho de su profesión, la medicina y de su afición, montar a caballo, la combinación perfecta.

Antes de emprender con Toma las riendas, Tatiana estuvo 16 años dedicada a la ayuda humanitaria junto a su marido. Después de trabajar en África, Latinoamérica o Asia, donde tuvo que ejercer la medicina con recursos bastante diferentes a los que estamos acostumbrados en Occidente, en 2019 deciden volver a España para dar un giro a sus vidas

Estábamos cansados de la vida nómada que implica la ayuda humanitaria…necesitábamos parar, estar más estables.  Tres años antes de nuestro regreso, compramos una casa en Villanueva de la Peña (Cantabria). A mí siempre me han gustado muchísimo los animales y montar a caballo. Así es que buscando qué podíamos hacer en un entorno rural y aprovechar las condiciones naturales de la zona, decidí hacer un master en terapias asistidas con caballos. De esta manera podía combinar la naturaleza del lugar con mi profesión, pero desde otro enfoque.

Todo fue poco a poco. Partimos de que su nuevo enfoque vital y laboral, arranca en el año de la pandemia…

el primer año tuve un total de 3 clientes. El segundo año tuve un grupo de menores tuteladas, ahora cuento con ocho clientes… Estaba claro que solo de esto no podía vivir, así es que lo combino con el trabajo en remoto desde casa como asesora en salud pública. Pero en todo caso, cada vez va a más.

En este punto hago un alto en el camino para ponerme al día sobre las terapias asistidas con caballos. En su página web leo que ofrecen de dos tipos: la hipoterapia y la equitación terapéutica.

La hipoterapia, está dirigida a personas con discapacidades severas, incapaces de ejercer una acción sobre la preparación o la dirección de un caballo. En este caso, es el caballo el que actúa en la reeducación por su masa, calor, talla y ritmo. El paciente no suele ser autosuficiente y necesita montar junto a su terapeuta (“monta gemelar”). Se realizan ejercicios básicos sobre el caballo el cual estará guiado constantemente por un asistente. El caso de la equitación terapéutica, está dirigida a personas con discapacidad que son susceptibles de ejercer alguna acción sobre el caballo en el acto de preparación y/o en el de la conducción, pero siempre bajo la dirección de la terapeuta. Se realizan ejercicios y juegos de psicomotricidad para trabajar las áreas deficitarias y lograr los objetivos marcados.

Una vez aclarado esto, le pregunto por algún caso de los que ha tenido…

Tengo un par de pacientes que han mejorado visiblemente sus problemas motores, también un niño autista que ha mejorado muchísimo la comunicación…En realidad no hay una experiencia en concreto de mayor mejora sobre las demás, es que en todos los casos hay mejoría. Hago un informe médico inicial, con los objetivos que nos marcamos en seis meses y cuando pasan, hago otro informe para definir en qué se ha mejorado, en qué no etc Hay algunos que mejoran más o otros menos, pero en todos hay cambios para mejor.

Tengo una niña de 3 años que su madre la trajo poco esperanzada porque a su hija no le gustaban los animales. Sin embargo, la niña desde el primer día estuvo muy motivada, la subí al caballo cuando aún tenía dos años y su madre lloraba de alegría. Una niña que por sus problemas motores estaba encorvada y ahora va tiesa sobre el caballo. Son experiencias muy satisfactorias, la verdad. También me gusta la parte novedosa que tiene porque estas terapias no son muy conocidas por esta zona.

Le pregunto si en algún momento se ha arrepentido de cambiar la vida nómada de la ayuda humanitaria, por vivir en un pueblo de manera permanente. Me contesta con un rotundo “no”

Me encanta la vida aquí… Tienes la playa y el monte super cerca, tengo 3 perros, puedo salir con ellos en cualquier momento a pasear sin coches, sin ruidos, sin peligros…No me iría a vivir a una ciudad. Aquí tenemos mucha cercanía de la gente, todo el mundo se conoce. Los vecinos se preocupan por ti. Es un ambiente muy agradable. Estamos muy contentos la verdad. Vinimos a verlo en invierno y nos encantó. Y pensamos, si nos gusta en invierno, verano va a ser maravilloso.

Pues eso le deseo. Que todos los veranos e inviernos, con sus primaveras y sus otoños respectivos, sean tan buenos como desea y que las terapias asistidas con caballos, sigan ayudando a tantísima gente que aún tiene que descubrirlas. Naturaleza y salud, no puede haber mejor combinación.

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