El director, guionista y fotógrafo Alfonso Kint, grabó durante siete años su propia vida junto a la artista multidisciplinar Lucía Camon, para crear este hermoso documental. Se trata de un canto a la vida rural, pero sin dejar de exponer las dificultades que entraña trasladarse a vivir a un pueblo con pocos habitantes. Una prueba audiovisual de que con esfuerzo, creatividad y pasión, todo es posible.
Lucía y Alfonso se conocen en Madrid. Son tiempos del 15M, aquella época en la que la unión y los sueños, aún ajenos a cualquier intento de politizar el movimiento, parecía que realmente podrían traer otro mundo posible. Quizás en parte impulsados por esa energía del cambio, cuando supieron que pronto serían padres, decidieron que no querían criar a su bebé en una gran ciudad.
Lucía, aragonesa de nacimiento, propone entonces rehabilitar una antigua casa familiar en Torralba de Ribota, una localidad zaragozana que a día de hoy cuenta con 169 habitantes. A la par que Greta viene al mundo, la pareja establece vínculos con los habitantes de Torralba, que están encantados de el nacimiento.
Greta observa, experimenta, aprende a caminar sobre la tierra polvorienta y descubre todo tipo de insectos y flora que encuentra en su camino. En una escena muy divertida, aparece disfrazada sentada en un banco junto a otros dos señores del pueblo, intentando seguir la conversación que ellos mantienen. Lo que sale de ahí, la interacción entre los señores y la pequeña, podría ser un guion completo para otro documental.
Un día, el hermano de Lucía decide irse allí también a vivir. A éste, le siguen otros tantos amigos y poco a poco, el pueblo se va animando de gente con muchas ganas e ideas por llevar a la práctica. El primer problema al que todos se enfrentarán es a la falta de vivienda, lo cual no deja de ser una gran paradoja: muchas casas abandonadas, incluso algunas con cartel de “Se vende”, sin que nadie responda a las llamadas de los interesados.
A lo largo de los siete años de rodaje de Soñando un lugar, se mueven muchas cosas en la localidad: triunfos, alegrías y también dificultades. Todo requiere de un tiempo para ir poniéndose en su lugar pero, al final, todo parece confluir en una emoción compartida: un pueblo que recupera la ilusión por su presente.
A raíz de esta experiencia, Torralba de Ribota, cuenta hoy con la plataforma cultural: Pueblos en arte. Un espacio para conectar el arte con el ámbito rural, generando nuevas ideas desde el campo. El arte y la cultura son aquí las principales herramientas para reactivar territorios afectados por la despoblación. Una de las actividades que realiza la plataforma es el Saltamontes Festival donde artistas, habitantes y público, se mezclan en un ambiente creativo durante un par de días de los meses de verano.
Soñando un lugar, está disponible en la plataforma de Filmin. También sigue proyectándose en algunos festivales y entornos culturales. Para más información tanto del documental como de otras actividades, recomiendo visitar la página de Pueblos en Arte.