El conocimiento o saber tradicional local consiste en un valor etéreo al que, en ocasiones, resulta difícil acceder, si no se tiene cerca a las personas que se han ocupado de mantenerlo vivo.
En los últimos años, he tenido la suerte de conocer diferentes iniciativas por todo el país, para que la cultura de los pueblos no se pierda. Aun así, queda mucho por hacer de norte a sur y de este a oeste para que, cuando queramos conocer nuestro origen, contemos con recursos visuales, escritos u orales, que sean capaces de recomponer el puzle de nuestra existencia.
La creación de la Escuela del Saber Común que lleva a cabo la Red de Asociaciones del Noroccidente de Asturias, responde a una pregunta que sus miembros se hicieron hace algo más de dos años ¿Cómo recopilar la sabiduría tradicional de la zona desde un punto de vista dinámico, para que, a su vez, genere nuevas iniciativas de desarrollo sostenible?
El pueblo de Ortiguera, acogió en septiembre de 2021 el XIII Encuentro de la Red “Otro occidente”. Aquí se acordó buscar la metodología para que el tejido asociativo rural aportase conocimiento e iniciativas ante los retos ambientales presentes.
En este cometido, la juventud debía de ser un pilar importante pues, al final, son ellos quienes recogerán el legado del futuro más inmediato. La línea de trabajo se perfiló entonces entre la defensa del territorio y la recopilación del conocimiento autóctono del noroccidente asturiano. Daba comienzo La Escuela del Saber Común.
Al Encuentro en Ortiguera, siguieron los pueblos de El Franco, Vegadeo, Busto… y así, hasta llegar al último desarrollado en Serantes, en el cual he tenido la suerte de participar.
¿Quién está detrás de esta red rural del noroccidente astuariano? Aquí confluye un gran tejido colaborativo, formado por asociaciones, fundaciones y otro tipo de entidades. Vamos a verlo.
La Fundación Edes, ubicada en Tapia de Casariego, es una entidad sin ánimo de lucro y en activo desde el año 1992. Abarca múltiples sectores -como el desarrollo rural que nos ocupa- además de otros como biocuidados, atención temprana, juventud o voluntariado. Con todo esto, su principal misión está enfocada a la contribución para que cada persona con discapacidad mejore su calidad de vida, en aras de vivir en una sociedad más justa e igualitaria.
La Fundación Edes, y más en concreto,() el equipo del Centro de Voluntariado y Participación Social (CVPS) es el encargado de organizar estos encuentros bianuales. Digamos que son como la aguja que va dándole forma a todo el telar de conocimiento que se va recopilando y creando en los diferentes encuentros, gracias a las aportaciones de los colectivos y asociaciones que forman parte de la red. Algunos de estos son: Red de Resiliencia Rural; Agricultores Solidarios; Filopueblos; Cristo del Buen Viaje (Figueras); Amigos da Gaita (Ribadeo); Xente Oscos-Eo; Protectora de animales Occidente Astur; Fraternidad; AMPA C.P. Valderas etc
La cita del XVII Encuentro en Serantes, tuvo por anfitrionas a la Asociación Muyeres de Serantes, las cuales no escatimaron en acogernos en la escuela del pueblo con diversos manjares elaborados por ellas mismas. Tras las presentaciones de los asistentes -entre las que estuvo la del alcalde de Tapia de Casariego, Pedro Fernández, el cual destacó la importancia del asociacionismo para la vida de los pueblos- nos pusimos manos a la obra. Y digo «nos pusimos» porque además de estar bien atenta a lo que allí sucedía, me animaron a participar como si fuese una más, lo cual me hizo sentir muy agradecida con su nuevo gesto de hospitalidad.
La jornada siguió un práctico programa perfectamente adaptado para concretar contenidos y seguir configurando la Escuela del Saber Común. Algunos de los temas que salieron fueron: recuperar formas locales de cultivo; visibilizar otras maneras de relación vecinal (como fiestas o encuentros populares); recoger experiencias en gestión de los comunales, o impulsar el enfoque rural en las políticas que afectan al territorio. En concreto, se estimó que en el siguiente encuentro en abril de 2024 en Valdepares, la temática a tratar será la escuela rural y su importancia, tanto en la fijación de población al territorio, como en el estímulo del sentimiento de pertenencia.
En la creación de la Escuela, confluye un importante trabajo de recopilación realizado por algunas asociaciones desde hace años. Como me explica Verónica Bermúdez Pérez (CVPS- Fundación Edes), la asociación cultural de San Tirso de Abres, lleva recolectando desde hace más de 20 años, asuntos relacionados con la tradición oral. “Las asociaciones y diferentes colectivos – apunta Verónica – son quienes aportan el conocimiento. A través de la Escuela, vamos recogiendo todo lo que ya hay, además de ampliarlo, actualizarlo y darle un cuerpo organizado. Desde la Fundación Edes, lo que hacemos es dar apoyo a todas las asociaciones para que los encuentros y espacios sean posibles. Pero, en realidad, lo verdaderamente interesante es la labor que hacen los diferentes colectivos”.
Gracias al esfuerzo de todas las personas involucradas, se consigue sacar adelante este repositorio de saberes el cual, destaca Verónica, “ha de ser facilitador del sentido de pertenencia, así como una herramienta de gestión activa y participativa que atienda la inclusión, la equidad y la interseccionalidad. Todo ello, siempre desde una apertura a la revisión de sus contenidos”.
El próximo Encuentro tendrá lugar en abril de 2024. Hasta entonces, Edes y el resto de colectivos, siguen alimentando sus contenedores del saber común, por medio de investigación, entrevistas, encuestas o, simplemente, de observación y escucha entre la propia comunidad.
En cuanto a si todo este trabajo se va a materializar en una página web concreta o similar, aún no está claro. Por ahora, cada colectivo lo va recopilando como cree oportuno mientras que, la Fundación Edes, sistematiza y recoge en PDF todo lo acontecido en las diferentes sesiones.
Como observo en Serantes, la creación de esta Escuela, se hace paso a paso y por un camino, cuyo recorrido, es más importante que el fin en sí mismo. A lo largo de este sendero, se recorre el pasado, se pisa fuerte en el presente, se amplían conocimientos y se genera un espíritu comunitario, que no pierde de vista la inclusión social y la equidad. Poco más se puede añadir para conseguir un rural vivo.