Sus habitantes son llamados “abubillas”. Al igual que este ave llamativa y carismática, todo lo que se hace en este pequeño pueblo riojano, deja una importante seña de identidad y representa un canto que cada año llega más lejos.
No es nada nuevo que algunos municipios opten por decorar sus calles con murales y otras intervenciones artísticas. Otra cosa es, además, dar un sentido a todas las obras para contar una historia, la suya propia, que incluye tradiciones, reivindicación de la vida al natural o vivencias de algunos de sus 180 habitantes. Con todo ello, Camprovín es, además de un pueblo, un museo al aire libre.

Organizado por su Ayuntamiento, `Camprovinarte´ celebró este año su novena edición. En su origen, nace como una apuesta para cambiar la percepción, en muchas ocasiones errónea, que se tiene de los habitantes de las zonas rurales. Sobre todo por aquellos que siguen sin creer que el pueblo puede ser y en este caso, es, un semillero de oportunidades y de cultura.
Desde que el Festival comenzará su andadura en el año 2017, ya cuenta con más de 40 intervenciones artísticas en sus calles y muros. La celebración del evento es durante los meses de verano. El último hasta la fecha, se realizó el pasado julio.

Entre otros ya han intervenido artistas como: Suso 33, Alberto Montes, la dupla de artistas Dos monos rojos, conformada por las madrileñas Ana y Paula, el riojano Jorge Ochagavía o Maria Bawadikgi, entre otros. A lo largo de la semana en que las fachadas se vuelven a llenar de vida, los visitantes pueden conocer el antes, después y el motivo de cada una de las obras, a través de las visitas guiadas que se realizan.
Si no conocías este Festival, no te preocupes porque va para largo. El carácter perdurable y lleno de sentido que lo caracteriza, hace que cualquier fecha sea atractiva para visitar el municipio. Además, un cartel a la entrada del pueblo, te indica donde encontrar las obras, sus autores etc No tendrás pérdida ¡eso seguro!

Los escasos habitantes-abubillas de Camprovín, son una parte muy activa en todo el desarrollo. Cualquier artista que quiera presentarse como candidato para las próximas convocatorias, ha de tener claro que la convivencia y la conversación durante estos días, será una parte fundamental en el resultado de su trabajo. Artistas y vecinos, son aquí un binomio indisoluble pues, entre todos, se trata de construir un espacio común poco habitual. Un lugar de encuentro y de aprendizaje en todas las direcciones.

El pasado mes de agosto, tuve el gustazo de patearme las calles de Camprovín y charlar con algunas personas que fui encontrando por el camino. La primera abubilla con la que charlé, además de querer invitarme a un vino a las 10H de la mañana – lo cual rechacé amablemente-me comentó otro dato que desconocía.
Resulta que el pueblo está en el libro Guinness de los Records desde que en 1992 elaborase el chorizo más largo del mundo con unos 30 metros de longitud. Desde entonces, un domingo de agosto al año y para celebrarlo, sus habitantes invitan a pan y chorizo recién hecho, a toda persona que se acerque a esta fiesta.
Durante mi recorrido, observé algunos carteles de conciertos. Y es que Camprovín no solo destaca durante la celebración de su Festival más conocido, sino que, a lo largo del año, se organizan todo tipo de eventos como talleres artísticos, mercado de creadores o demostraciones de música experimental.
Al llegar al Ayuntamiento, me atendió Celia, su gestora cultural. Me sorprendió que las puertas de la casa consistorial estaban abiertas de par en par. Vamos que no tuve ni que llamar para entrar. Todo es acogimiento en este pueblo, pensé.

Cuando di con Celia, estaba prácticamente escondida entre columnas de panfletos y otras cajas con distintos materiales. Me comentó que se acababa de incorporar de sus vacaciones y que en Camprovín siempre hay algo que hacer o preparar y más en verano.
Enfrente, en la plaza de la Iglesia, unos músicos preparaban altavoces y distintos instrumentos: “Esta noche tenemos concierto – me aclaró- se trata del espectáculo Rituales electrónicos de Chronos ¿Te apuntas?”. La agenda de esos días no me permitió quedarme hasta la noche pero, para mi consuelo, sí que me llevé una camiseta bien bonita de Camprovínarte.

En los alrededores del pueblo hay marcadas hasta 9 rutas de senderismo, a cuál más interesante. Una de ellas es la ruta Starlight, denominación que se le da a los lugares con menor contaminación lumínica y desde donde se puede hacer una buena observación celeste. Esta ruta se completa en escasos 5 km y tiene una dificultad baja, por lo cual es accesible para todas las edades.
Otra ruta bien bonita es la de los Baños de Río Tobía. Como su nombre indica, se atraviesa el pueblo de igual denominación y en su recorrido, se puede disfrutar de un rico patrimonio de iglesias y palacios de los S. XVI y XVIII.
Si quieres saber más de Camprovín y de la próxima celebración de su Festival de arte en la calle, te recomiendo que visites su página web. Además de ser una web bastante innovadora para pertenecer a un ayuntamiento, podrás descargarte todas las rutas de senderismo y conocer más detalles de este pueblo tan innovador, resiliente y lleno de sorpresas. Todo un ejemplo de resistencia con muy buena onda.