El poeta francés Paul Éluard (1895-1952) a lo largo de su extensa obra, cultivó diferentes corrientes artísticas tales como el dadaísmo o el surrealismo. Pero si por algo pasó a la historia, fue por su mítica frase: Hay otros mundos, pero están en éste. Quizás, el hecho de experimentar desde diversos puntos de vista con su escritura, le llevó a la conclusión de que existen tantas maneras de ver y de sentir el mundo en que vivimos, que pueden parecer muchos y distintos, cuando, en realidad, todos ellos están contenidos en uno solo.
Andrés Ortiz es de esas personas que ha experimentado muchos mundos y se podría decir que ha vivido varias vidas. Pero los que más me interesa comentar ahora con él, son dos: la aldea y la sierra, donde tiene instalado su presente. De ambos me adelanta que,
–Aquí se vive todo más real, incluso el tiempo y su transcurrir.
Quiero saber cómo llegó hasta Venta Rampias desde la ciudad, a esta pequeña aldea de 7 habitantes en pleno corazón de la Sierra del Segura (Jaén).
Hoy ha nevado tanto, que no ha podido abrir la biblioteca de Santiago-Pontones, donde ejerce de bibliotecario. Hace ya diez años, decidió abandonar su antiguo trabajo y cambiar la ciudad por la Sierra del Segura. Más en concreto por Venta Rampias, un lugar apartado de todo
–Mis primeros años en Venta Rampias, en el corazón puro y duro de la Sierra, los que vivíamos allí, digamos que nos habíamos dejado caer por allí, éramos gente de muchas partes: Alemania, Madrid, Andalucía… El leit-motive que me llevó allí, fue dedicar más tiempo a la escritura. Luego me trasladé a Cortijo Viejo cuando conseguí el puesto en la biblioteca de Santiago-Pontones, para estar más cerca. No quería dejar de vivir en una aldea. Me gusta la vida por aquí, se siente mucha paz y para mí, ha sido un paso fundamental para poder escribir más.
Su cambio de Venta Rampias a Cortijo Viejo, se produce en 2018 y desde entonces, es de los pocos lugares que ha ganado habitantes, de 7 a 14, aunque como me dice, esto es algo anecdótico en la zona.
Si bien parece haber realizado los objetivos que a nivel personal fue a buscar, vivir en un lugar pequeño que está tan alejado de la ciudad ( Jaén sería la más cercana a 3 horas), le hace experimentar en carne propia la carencia y el abandono propio de la España más despoblada
–Llevamos desde el 14 de marzo sin internet. No hay en la biblioteca, ni en el colegio, ni en el ambulatorio, ni en el ayuntamiento…Pero es que tampoco tenemos línea fija, lo que afecta directamente a los más mayores que no pueden utilizar su servicio de teleasistencia, imprescindible por estos lugares. Por otra parte, ¿Cómo quieren que promocionemos el teletrabajo en las zonas rurales, con este abandono?
Es difícil imaginar a todo un barrio de Madrid sin internet durante tanto tiempo. Si sucediera algo así en una ciudad, no tardaría ni media hora en acaparar todos los titulares del país, con la consiguiente mala reputación que se llevaría la empresa responsable. Pero claro, parece que por estos lugares las noticias se mueven a un ritmo más lento o que no despierta tanto interés lo que aquí sucede. Releyendo uno de los artículos de opinión que Andrés ha escrito para Diariojaen.es, creo encontrar la respuesta
-Supongo que para corregir tales desmanes es para lo que están los políticos que desde Sevilla y Madrid se dan golpes en el pecho defendiendo a la España vacía. Pero el sistema tiene un fallo —y muy gordo, además— las elecciones, en lugar de semanales, son cada cuatro años.
Además de colaborador de prensa escrita, también es músico y escritor. Ha publicado cuatro libros de relatos y una colección de textos, que está a medio camino entre el cuento y el artículo periodístico. Este último se llama: Los últimos deseos, obra donde lo rural está muy presente y que por cierto, acaba de ser galardona con el Premio Estado Crítico 2021 de Ensayo. Sobre esta obra, Sergio del Molino escribe en su misma portada que: al final de la lectura, sientes que llevas todo el día charlando con un buen amigo en la puerta de su casa y se os ha hecho de noche sin darte cuenta.
Le pregunto ahora sobre la trayectoria de su escritura y cómo la planifica
–Mi obra anterior (a Los últimos deseos) es toda de ficción. No suelo planificar qué escribir. Suelo tirar de una idea, una imagen y a partir de ahí, construyo el resto. Normalmente soy de temática más urbanita. Quizá la distancia que tengo ahora a la ciudad, me ayuda a enfrentarme a ese entorno urbano con más perspectiva…
La verdad que es un gustazo charlar con Andrés. Me identifico bastante con su vida de escritor y periodista, amante de lo rural, de la tranquilidad y de las personas auténticas. Cuando termino la entrevista, seguimos aún un rato compartiendo ideas de diversos temas: literatura, la vida en la Sierra, las decisiones que tomas en la vida, la pérdida de los seres queridos, la espontaneidad…
Cuando le pregunto si apuesta por quedarse mucho tiempo en Cortijo Viejo, me contesta
–No tengo ni idea. Hoy estoy muy bien pero ¿en cinco años? quién sabe… No suelo pensar a largo plazo.
Con la idea que se desprende de su respuesta, la importancia del momento presente, tengo que darle la razón a Sergio del Molino, porque me ha pasado como a él. Que charlando y charlando con Andrés, estando presentes en este momento, casi se nos hace de noche sin darnos cuenta.
6 de abril de 2022. Venta Rampias. Santiago-Pontones. Sierra del Segura (Jaén)
