La novela gráfica La tierra yerma, de la ilustradora y autora Carla Berrocal, es una de esas obras que gusta leer y releer, a la par que disfrutar de sus ilustraciones. Se trata de una historia enraizada en la tierra, donde las mujeres y en el amor hacen equipo para mantener aquello que nos sostiene: la naturaleza. Publicada en 2023, esta novela gráfica es un ejemplo de cómo el cómic puede ser vehículo de denuncia, belleza y emoción.
La trama gira en torno a una joven que regresa al pueblo de su abuela, un entorno rural que se enfrenta al abandono y a las heridas del pasado. A través de sus ojos, el lector se sumerge en un paisaje físico y emocional marcado por la despoblación, la pérdida de vínculos y la necesidad de reconstrucción. Lo que comienza como una búsqueda personal acaba transformándose en una reflexión colectiva sobre lo que significa pertenecer a un lugar y cuidar de él.
Uno de los aspectos más originales de La tierra yerma es su estructura narrativa. La autora entrelaza el relato principal con elementos de realismo mágico, recuerdos y leyendas rurales, creando una atmósfera onírica que evoca las novelas de María Luisa Puga o incluso ciertos ecos lorquianos. La voz de las mujeres rurales se alza con fuerza, convirtiéndose en el auténtico motor del relato. Aquí, el feminismo no se enuncia, se encarna: en la resistencia, en la sororidad, en la decisión de no rendirse ante el olvido.
Berrocal logra además hacer del paisaje un personaje más. La tierra, la lluvia, los árboles, las casas abandonadas y los campos resecos hablan tanto como las protagonistas. La naturaleza, en cada página, es un espacio vivo, herido y resiliente.

A nivel gráfico, combina líneas firmes y expresivas con una paleta de colores sobria, dominada por ocres, verdes apagados y grises que refuerzan la sensación de desarraigo. Pero también hay destellos de luz, de esperanza, que se cuelan en los momentos más íntimos. Las composiciones de página son dinámicas, con viñetas que rompen la linealidad tradicional para dejar espacio al silencio, al susurro de los árboles, al temblor de una mano. El dibujo no solo acompaña el texto sino que lo expande, lo transforma, lo eleva.
La tierra yerma es una novela gráfica imprescindible. Poética sin ser pretenciosa y crítica sin caer en el panfleto. Es un canto a la memoria, a la lucha de las mujeres, al cuidado entre nosotras y al sentido de pertenencia.