La atardecida, de Jesús Carrascal

Oct 8, 2025 | Papel, Música y Pantalla

Carmen Díaz-Beyá

Carmen Díaz-Beyá

8 de octubre de 2025

Este libro es todo un homenaje a las personas que viven en los pueblos más olvidados de la Castilla rural. Habitantes humildes, sencillos y anónimos para la inmensa mayoría, que podrían vivir en cualquier área rural pero que, su autor, por haber vivido su infancia en un pueblo de Valladolid, ubica en esta comunidad autónoma.

Costumbres, formas de hablar, fauna, flora, recuerdos de un mundo rural que desaparece…todo ello queda bien retratado en La atardecida, primera obra de Jesús Carrascal.

La obra gira en torno al personaje de Abilio, el Andorino, un octogenario que, sintiendo la llegada de sus últimos días, va recordando sus diferentes etapas en el pueblo que un día le vio nacer. 

Aunque esta premisa pueda recordarnos a: La lluvia amarilla, de Julio Llamazares en realidad, si bien este último hace un retrato crudo y frío de lo que significa la soledad de la vejez en pueblos recónditos, en La atardecida, el sentimiento y el ritmo son muy diferentes.  Abilio representa una voz recia, lúcida de recuerdos, capaz de ir conectando al lector con historias, personajes, hechos y hasta breves diálogos, capaces de hacernos sonreír.

Otro personaje clave es Nicasita. Esta niña crece en un pueblo en plena transformación y será una testigo privilegiada de un mundo que se extingue o, al menos, se desvanece tal y como lo conocieron sus mayores.

Destaca en la obra el claro homenaje que el autor brinda a Miguel Delibes. Tal y como el mismo Carrascal expresa: “Esta conexión viene reflejada por la devoción que me inculcó mi padre en relación al escritor y en todo lo relacionado con Castilla y los castellanos, fruto de su nacimiento en esas tierras y de su amor por la literatura.»

El libro está dividido en cinco partes (“Las cachorros”, “El ero”, “Nazario”, “La naturaleza” y “La despedida”) que acompañan el crecimiento de la niña Nicasita y el progresivo deterioro del entorno. Cada sección funciona como un capítulo de la memoria, una ventana que permite al lector asomarse a distintos momentos vitales y comunitarios. Este recurso ofrece al texto un ritmo pausado pero constante, adecuado para una historia que pondera la observación y la reflexión, por encima de la acción.

Tal y como lo hiciera Delibes, Carrascal trata con respeto y naturalidad a sus personajes, dota de protagonismo al paisaje y convierte lo aparentemente pequeño en el centro de la narración. Gestos sencillos —una conversación, una jornada de trabajo, el cambio de estación— adquieren una resonancia que trascienden a lo local. 

Desde el punto de vista temático, la novela consigue equilibrar lo cotidiano y lo simbólico, pero siempre desde un punto de vista claro que evita idealizar el mundo rural. 

Algunos lectores pueden echar en falta una trama más dinámica o conflictos narrativos más marcados, pero hay que leer la novela teniendo en cuenta que apuesta deliberadamente por un desarrollo interior, centrado en la mirada y en la memoria. Esta elección estilística recrea un estilo narrativo peculiar, en consonancia con la temática de fondo: la observación tranquila de un mundo que se desvanece lentamente.

Jesús Carrascal Castillero nació en Vitoria-Gasteiz en 1962. Actualmente es miembro de Krelia (Asociación de escritores alaveses). 

El libro ya está a la venta en la página web de la editorial Adarve ( propietaria de la fotografía del autor ) y en la librería Elkar.

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